Se acerca el Día del Padre y nos lanzamos a buscar el regalo perfecto para ellos. ¿Qué será esta vez? ¿Una colonia? ¿Un libro? Seguro que le gusta, pero lo cierto es que son cosas que pasan por nosotros sin dejar mucha huella. Al final, lo que más recordamos es lo que estuvimos haciendo aquella vez que fuimos a un lugar diferente, o un momento que vivimos de forma más intensa. Porque cuando somos padres (y madres) el mejor regalo es pasar tiempo con nuestros peques.
Recuerdo cuando de pequeña mi padre inventaba ratos conmigo que fueran especiales. No tenía que hacer gran cosa, porque para mí eran auténticas aventuras: Me dejaba que lo acompañara a arreglar papeles pero lo transformaba en una expedición al centro en autobús que terminaba con una palmera de chocolate. O nos llevaba a mis hermanas y a mí a un museo y sus increíbles habilidades didácticas convertían los cuadros de Goya en una historia fabulosa.
Son esos los momentos que quedan. Más allá de los objetos materiales, las experiencias que vivimos duran para siempre. Este año, os proponemos regalar y regalaros experiencias inolvidables en familia: Una mañana perfecta en un olivar conociendo los secretos del aceite, plantando olivos y almorzando al aire libre; un plan gourmet buscando trufas con perros en un encinar soriano; un taller de huerto ecológico para aprender a cultivar tus propias verduras; una jornada inolvidable en la montaña alavesa visitando una quesería y conociendo de cerca a sus ovejas; una divertida mañana entre naranjos recogiendo directamente del árbol la fruta madurada al sol cordobés. Planes sencillos, divertidos y originales que acaban conviertíendose en recuerdos. Porque el mejor regalo es estar juntos.
Sin duda alguna… «la vida esta hecha de momentos, no de cosas»… 🙂
¿Verdad Raquel? Yo cada vez conservo menos objetos, ¡pero sí un montón de recuerdos!