Muchas veces nos preguntan cómo surgió Rural It. Detrás de este proyecto están las ganas de nuestra familia de buscar actividades diferentes para hacer todos juntos. Cuando mis niñas dejaron de ser bebés, al llegar el fin de semana nos apetecía hacer planes los cuatro, a ser posible al aire libre después de toda la semana metidos en casa.
Me costaba mucho encontrar planes en los que todos, mayores y pequeños, nos divirtiéramos de verdad. Por eso ahora, cuando en Rural It organizamos una nueva actividad en familia, intentamos siempre montar lo que sería el plan perfecto para nosotros: pasar un día de campo juntos, haciendo algo original que por supuesto encante a los niños, pero que también sea divertido para los adultos. Y somos los primeros en probarlo.
Hoy os cuento cómo es nuestra actividad «Almuerzo entre olivos«, una divertidísima visita a un olivar ecológico que tuvimos la oportunidad de disfrutar hace algunas algunas semanas. Un plan en el que nos juntamos 7 familias, más de 20 personas entre adultos y niños. Aunque muchos no se conocían entre sí, al final de la mañana parecíamos amigos de toda la vida. Ésa es una de las mejores cosas que nos ha traído Rural It: conocer clientes que acaban convirtiéndose en mucho más.
Aunque el olivar está en Toledo, se tarda menos de una hora en desde Madrid. Nos esperaban Laura y Guillermo, dos jóvenes biólogos que han convertido el olivar de su familia en la base de producción de un aceite ecológico insuperable. Cuando llegamos, Laura hizo un taller con los más pequeños en el que les enseñó cómo se plantaban olivos antiguamente, utilizando ramitas que ellos mismos recogieron. Disfrutar de las plantas, meter las manos en tierra y plantar su propio árbol (que después se llevaron a casa) fue una forma perfecta de empezar una jornada de campo.
Mientras, Guillermo explicaba a los adultos cómo funciona un olivar y por qué cultivarlo con métodos ecológicos no sólo benefician a la salud de quienes consumen el aceite, si no que es imprescindible para mantener el ecosistema que se forma en torno a la plantación. Una explicación interesantísima, contada con el entusiasmo de alguien que de verdad vive con pasión el olivar y el aceite. como los niños estaban entretenidos en el taller, los mayores pudieron disfrutar sin prisas de toda la charla.
Después, todos juntos hicimos una cata de aceite, aprendiendo a diferenciar las distintas calidades y sabores. Pero la verdad es que los niños preferían irse a jugar por su cuenta, y eso hicieron. Es curioso cómo diez niños de edades tan distintas que una hora antes no se conocían pueden pasárselo tan bien. Y es que jugar en el campo da lugar a estas cosas, con espacio para correr y trepar, inventando juegos y descubriendo saltamontes, mariquitas y otros bichos, haciendo ramos de flores silvestres…
Mientras tanto, Guillermo nos preparaba un almuerzo espectacular: patés de perdiz y oliva, quesos y embutidos, cogollos.. todo acompañado con un excelente vino de la zona, y sandwiches para los peques. Comer así, rodeados de olivos centenarios, hablando unos con otros como si nos conociéramos de toda la vida, fue genial.
¡Las comidas al aire libre siempre saben mejor!
Fue un día redondo para todos: los pequeños hicieron nuevos amigos y jugaron al aire libre toda la mañana, los mayores aprendimos un montón de cosas interesantes sobre el aceite y aprovechamos para comprar alguans botellas allí mismo. Comimos rico y pasamos un día de lo más completo.
Este plan es perfecto en cualquier época del año. En verano se disfruta mucho comer al aire libre, y en invierno los olivos están en plena producción y es incluso posible participar en la recogida de aceituna.
¿Os apetece disfrutar de un almuerzo entre olivos? Puedes consultar aquí las próximas fechas disponibles.